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Cómo practicar la crianza con apego

Cómo practicar la crianza con apego: las 8 claves de este método

1 de junio de 2018

¿Has oído hablar de la crianza con apego? Seguramente sí, porque es un método de crianza que se ha convertido en tendencia en los últimos años, aunque muchos padres que la practican no la aplican a rajatabla y algunos incluso no tienen muy claro en qué consiste en realidad.

El término crianza con apego fue acuñado por el pediatra americano William Sears, basándose en la teoría del apego, del psiquiatra John Bowlby. Se basa fundamentalmente en la defensa de que la creación de vínculos emocionales muy fuertes con los hijos les ayuda a desarrollar una personalidad más estable, independiente y sana.

Por ello, promueve el máximo contacto físico y emocional posible con los bebés y los niños de corta edad, a través de prácticas como la lactancia materna, el porteo o el colecho, entre otras.

El doctor Sears resumió sus principios en lo que llamó las ocho ‘b’ del método de la crianza con apego. Conocer estas claves te servirá para hacerte una idea de lo que supone esta metodología. Sabrás cómo practicar la crianza con apego y así podrás decidir si es lo que quieres o no para tu peque.

Crear un vínculo desde el nacimiento: piel con piel

El birth bonding, en inglés, es la primera ‘b’ del método de crianza con apego. Consiste en promover el máximo contacto y vínculo con el bebé en las horas siguientes a su nacimiento e incluso antes, en el embarazo.

Las primeras horas de vida de un recién nacido son un momento complejo, tanto para el bebé como para la madre. La crianza con apego defiende que para ayudar al bebé a sobrellevar el estrés del nacimiento, es crucial la creación de un vínculo temprano con la madre.

El bebé debe pasar sus primeras horas de vida en brazos de su madre, piel con piel, lo que favorece además el inicio exitoso de la lactancia materna.

Hay numerosos estudios que han determinado lo beneficioso que es este contacto piel con piel para el bebé. Le ayuda a regular su temperatura y a adaptarse de forma menos traumática al medio.

Si este contacto inicial no es posible por motivos médicos o de otra índole, no te preocupes. El método piel con piel es la situación ideal para generar ese vínculo y aportar seguridad al recién nacido. Pero si te lo has perdido no sirve de nada lamentarte. Concéntrate en crear ese vínculo en cuanto te sea posible.

Lactancia materna

La lactancia materna, breastfeeding en inglés, es clave en la crianza con apego. No solo por los probados beneficios que tiene para la salud del bebé y de la madre, sino también por el vínculo especial que se genera entre ambos cuando un bebé mama.

Esto no significa que no puedas practicar la crianza con apego si por algún motivo no puedes darle el pecho a tu peque, porque siempre es posible intentar generar el vínculo de otra manera.

Pero está claro que los defensores de la crianza con apego son también grandes defensores de la lactancia materna.

Porteo

El doctor Sears habla de babywearing, la tercera ‘b’ de la crianza con apego. Consiste en intentar mantener el contacto con tu bebé el máximo de tiempo posible, lo que implica llevarlo encima siempre que puedas.

La crianza con apego es defensora de usar mochilas portabebés, fulares, bandoleras o cualquier dispositivo que te permita llevar a tu bebé siempre contigo. Es una alternativa al uso de carritos o sillas de paseo.

Está claro que ir en brazos de mamá o papá todo el tiempo es el paraíso para cualquier peque. En sus primeros meses, les relaja mucho estar en contacto con tu cuerpo y escuchar tu corazón, como cuando estaban en el útero. Además, el movimiento al que les sometes cuando andas les suele relajar mucho y les ayuda a conciliar el sueño y a calmar los cólicos.

Si vas a practicar el porteo, tienes que optar siempre por un dispositivo que sea ergonómico, porque no todos, incluso los muy caros, lo son. Esto es importante para no causar daños a tu peque en la columna vertebral o las caderas.

Dormir cerca del bebé

En inglés, beding close to baby. El método de la crianza con apego es defensor del colecho, que es una práctica que consiste en compartir la cama con el bebé hasta que éste quiere.

En su defecto, acepta que el bebé duerma en una cuna o cama separada, pero siempre en la misma habitación de los padres.

Una alternativa a caballo entre ambas son las cunas de colecho, que se colocan pegadas a la cama de los padres.

El colecho facilita la lactancia materna durante la noche y hace que los bebés duerman mejor y más tiempo seguido, ya que maman incluso dormidos al tener a su madre al lado.

Los peques se sienten más seguros y protegidos al compartir cama o habitación con sus padres y no desarrollan la angustia por separación que hace que algunos lo pasen mal por la noche.

Hay que tener mucho cuidado, eso sí, si se practica el colecho. No se deben usar mantas ni sábanas que puedan tapar la cabeza del bebé en un descuido, no hay que abrigar en exceso al peque y tiene que tener un espacio razonable para él en la cama para que no le falte el aire. Además, los padres tienen que ser muy conscientes de que el bebé duerme entre ellos, para no aplastarle.

No se recomienda para personas con el sueño muy profundo, ni para fumadores o bebedores.

Ten en cuenta que el exceso de calor y la falta de oxigenación son desencadenantes del síndrome de la muerte súbita del lactante.

Confianza en el llanto como lenguaje

Belief in the language value of your baby’s cry. Esto significa conceder al llanto la importancia que se merece como único medio de expresión que tienen los bebés.

Si un bebé llora, es porque tiene una necesidad no cubierta, no porque quiera manipular a sus progenitores.

Por necesidad, no se entiende solo las básicas, como la alimentación, el sueño o el cambio del pañal, sino también las emocionales: necesidad de afecto, de contacto, de cariño.

Es el caso, por ejemplo, de los bebés que lloran en cuanto sus padres abandonan la habitación. El método de la crianza con apego entiende que esta situación es completamente lógica porque los peques no entienden de espacios ni de tiempos.

No saben que su madre está en la habitación de al lado ni que va a volver. Perder su visión y su contacto es para ellos equivalente a sentirse abandonados. Poco a poco, no obstante, van aprendiendo, a base de acudir siempre ante su llanto, que su madre va a estar ahí siempre que la necesiten y suelen dejar de experimentar la sensación de abandono y, por tanto, de llorar, por sí mismos.

Dejar llorar a un bebé, como promueven algunos métodos, no se concibe en el método de crianza con apego. El llanto debe atenderse siempre para hacer entender al bebé que vive en un mundo seguro y que sus necesidades van a ser cubiertas siempre.

Esto tendrá después reflejo en el desarrollo de su personalidad.

Asesorar, no adiestrar

Beware of baby trainers. Literalmente, cuidado con los adiestradores. La crianza con apego propugna que hay que ser flexibles a la hora de inculcar los hábitos en los niños. Hay que respetar sus necesidades y no forzarles, por ejemplo, a comer o a dormir si no lo desean.

Esto no quiere decir que no se establezcan rutinas, pero siempre entendiendo que las necesidades del peque están por encima de horarios o calendarios y que hay que saber adaptarse a ellas.

Está en contra, por ejemplo, de establecer un horario determinado para la lactancia materna, que debe ser siempre a demanda.

La importancia del equilibrio

Respetar las necesidades de los niños no significa concederles todos los caprichos. Tampoco implica no enseñarles los principios y normas básicos.

Se trata de establecer un equilibrio, balance en inglés, entre la disciplina y la permisividad. La crianza con apego aboga por inculcar de una manera natural valores como el respeto.

Educar con apego implica hacerlo sin castigos, con refuerzos positivos y con mucha flexibilidad.

Mamá y papá involucrados

La última ‘b’ ha sido incorporada recientemente a las demás y corresponde a la palabra both, ambos en inglés.

Esta premisa resalta la importancia de que tanto la madre como el padre estén involucrados en la crianza de los peques y que compartan la misma metodología.

De nada sirve que una madre esté implicada al cien por cien en la crianza con apego como método, si el padre no confía en este sistema y aplica otro distinto.

La buena relación entre los padres y entre los demás miembros de la familia también es clave para el desarrollo adecuado de la personalidad de los peques. El esquema que vean en su familia es el que repetirán cuando crezcan. Les marcará para siempre.

Lo ideal es que ambos padres remen en la misma dirección y se impliquen al cien por cien en la crianza del bebé, porque ambas figuras son importantísimas y necesarias para su desarrollo.

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